Cómo hacer dinero en Internet —la versión simple

No es novedad para nadie que la pandemia ha afectado a muchísimas personas. Muchos negocios han cerrado, mucha gente ha perdido su empleo y, como consecuencia de eso, mucha gente está pensando en usar la Internet o bien para ganarse un extra o bien para que se convierta en su nueva fuente de ingresos.

¿Justamente estabas pensando eso? Entonces este artículo es para ti. No pretende ser un curso completo de nada, pero te ahorrará tiempo, frustraciones y dinero. ¿Comenzamos?

Hay tres formas para ganar dinero en Internet

Lo primero que necesitas saber es que hay tres formas de ganar dinero en Internet:

• Se gana dinero por vender algo (un producto, servicio, una herramienta, información o una combinación de los anteriores),
• por ayudar a alguien a vender algo (o bien como intermediario o bien a cambio de una comisión),
• o por publicidad.

Y, para hacerte más fáciles las cosas, también los acabo de poner en orden. Vender algo es lo que da más dinero y la publicidad es lo que menos dinero da —esto último porque Google y Facebook se llevan casi todo el dinero de la publicidad en la web y porque es realmente difícil competir contra ellos.

Lo bueno es que la web te permite combinar más de una forma de ingresos. O sea, puedes ayudar a alguien a vender algo y también incluir un poco de publicidad para «que vaya sumando». Lo malo es que la web se creó hace algo más de treinta años, y eso quiere decir que en todos los rubros hay competencia. No digo esto para desanimarte. Todo lo contrario, siempre habrá espacio para nuevos negocios. Lo recalco para que puedas elegir tu camino pisando tierra, y eligiendo sabiamente los pasos que seguirás. Evita iniciar pensando que una web te va a cambiar la vida de la noche a la mañana y te irá bien. Como en todo negocio, se necesita mucho trabajo para que las cosas funcionen.

Qué tipo de negocio emprender en Internet

En general, hay cuatro caminos para intentar crearse un nombre en la web en estos tiempos:

El primero es crear algo totalmente nuevo. Fue lo que hizo famoso a Fiverr, por ejemplo. Fue la primera empresa en dedicarse exclusivamente a ofrecer microservicios a un costo fijo de cinco dólares estadounidenses cada uno.

El segundo es recrear algo que ya existe, pero supliendo carencias que muestran otros productos o servicios del mismo tipo. Podemos tomar como ejemplo a LikeMyTravel. A pesar de ser un proyecto relativamente nuevo, es el primer sitio web que no solo te narra lo que puedes hacer durante un viaje (como tantos otros blogs y sitios web de viajes en el mundo) sino que además te cuenta específicamente cuánto le costó cada parte del viaje a la persona que viajó (algo que los lectores de blogs de viajes siempre preguntan, pero pocos blogueros detallan).

El tercero es crear un sitio web tan, pero tan específico que seas el único, el primero o el mejor en cubrir la necesidad de aquel público específico que atiendes. Podemos tomar como ejemplo a PitBullTax, una herramienta para contadores y abogados fiscales en los Estados Unidos diseñada para ayudar solamente a esos profesionales que trabajan atendiendo los casos de ciudadanos que tienen deuda fiscal en ese país. ¿Cuántos competidores puede tener un negocio así? Te lo digo: cuatro. No es difícil hacerse un nombre en un mercado así de específico y pequeño.

El cuarto es, como imaginarás, hacer lo que tenías pensado contra viento y marea. ¿Quieres competir contra eBay? Adelante, puedes. Es el camino más jodido, sin duda, pero también puedes, poco a poco, ir construyendo un nombre y llegar a estar donde quieres estar. Si vas a emprender este camino, déjame decirte, con toda la experiencia que tengo de Heptagrama, que será como resistir una maratón, pero déjame decirte también que puedes llegar a tener éxito si no claudicas.

Sea cual sea tu caso, necesitas un plan

Y tu plan necesita tener estas tres cosas en cuenta:

La primera es que tu plan de acción necesita ser lo más integral posible. La gente tendrá seis rutas para llegar a tu sitio web:

• Llegarán porque conocen la dirección,
• porque encontraron tu web en algún buscador,
• porque encontraron un enlace a tu web en otra web,
• porque vieron tu anuncio y le dieron clic,
• porque «hiciste algo» para robar su atención, los sacaste de lo que estaban haciendo y les motivaste a visitar tu web,
• o porque ya estaban suscritos en tu web y les enviaste alguna comunicación.

Tu plan necesita cubrir esos seis frentes.

La segunda es que es obligatorio hablar con el que sabe de mercadotecnia digital antes de iniciar todo. El error más común en cualquier proyecto de Internet es hablar con el diseñador de sitios web antes de hablar con el que sabe de cómo promocionar una web. Es como si hablaras con el albañil sobre cómo construir tu casa antes de pedirle al ingeniero civil que revise el terreno. Evitemos ese dolor, por favor. Evita perder tiempo, dinero, frustraciones, discusiones con tu peor-es-nada por el simple hecho de salir al mercado con una web improvisada. En la segunda década del siglo 21 ya se sabe lo suficiente sobre marketing en Internet como para poder confiar en un consultor que sabe hacer las cosas. No te saltes ese paso.

La tercera es enfocarse en un crecimiento porcentual, no exponencial. Sí, lo sé, no hay nada peor que decirle a alguien con sueños que tiene que tener paciencia; pero lograr crecimientos de entre ocho y doce por ciento al mes es mucho más realista que pretender ser el nuevo supremo competidor de Amazon en quince días (incluso si tuvieras el dinero necesario para financiarlo). Los crecimientos graduales resultan más duraderos. Te lo firmo ante cualquier notario.

Inicia la construcción de tu web después de que todo esté más o menos planeado y listo para empezar.

Y una vez que la web esté en marcha, enfócate en tu producto (o servicio)

Pausa un momento y visita la web de Apple, por favor. ¿Qué ves en la primera página?, ¿alguna mención sobre lo genial que es la compañía? No. ¿Alguna larga explicación sobre cómo son una gran empresa? Tampoco. ¿Qué ves? Atención total sobre el producto que tienen entre manos. Sigue su ejemplo. En televisión, tú puedes comprar un anuncio para mostrar tu producto o servicio e invitar a la gente a que lo compre. ¡Y funciona!, pero la web no es como la televisión. La web no sirve mucho para invitar a la gente a probar nuevos productos o servicios. La Internet sirve para lo opuesto: para ayudar a las personas a encontrar la información, producto o servicio que desean, les provoca, necesitan y están buscando. Fuera de ello, estarán pasando el rato viendo películas, leyendo chismes o alguna otra banalidad. No puedes responder a ese esfuerzo de búsqueda con cualquier mensaje «corporativo». Arruinarás todo. Lo que tienes que hacer es estar totalmente listo para venderle exactamente lo que él desea comprar.

Ese, en realidad, es el secreto del éxito en Internet.

Hasta la próxima.